Asado y Fernet, ¡debajo del agua! #fernet #1882 #unaperitivo

En el Puerto de Frutos de Tigre, una campaña invita al público a experimentarlo



Para llegar a degustar ese choripán, esa bondiola o ese sándwich de vacío con un vaso de Fernet hay que trazar un camino fuera de lo común: trepar por una angosta escalera de hierro, llegar al techo, caminar unos pasos hasta la escotilla y descender. Ahí recién comienza a percibirse el calor y el olor a asado que irradia la parrilla enclavada en el fondo del habitáculo.

Ahí está Marcelo, parrillero con experiencia, que confiesa que se las ha arreglado para hacer asados bajo la lluvia, pero que ésta es la primera vez en su vida que lo hace debajo del agua. Sí, debajo del agua. A través de los ojos de buey de la pecera se puede observar el agua que lo recorre todo alrededor, y más allá sí puede divisarse una de las calles del Puerto de Frutos de Tigre.


La idea de montar una parrilla submarina frente al río, un típico carrito amarillo como los que se ve en la Costanera, pero rodeado de agua, es parte de una campaña publicitaria de Fernet 1882. Un homenaje a la costumbre cordobesa de comerse un asado acompañado con esa bebida. "Es un homenaje a ese gran mito de si se hace el asado bajo el agua o no, si prende o no prende, y compartirlo con la gente", dijo Carlos Bayala, director general creativo de Madre, la agencia publicitaria de la que surgió la idea.

Y así será el viernes y sábado de la semana que viene, de 11 a 19: quien ande por el Puerto de Frutos puede acercarse al gazebo que está junto a la pecera y anotarse para un sorteo, siempre que sea mayor de 18 años. Si sale, le mandarán un mensaje de texto para que él o ella y tres amigos puedan comerse un chori, una bondiola o un vacío acompañados con unos vasos de Fernet con gaseosa en modalidad submarina.

El ingreso será de a dos grupos de cuatro personas por vez: para su comodidad están dispuestas dos barras de madera de cada lado, con los ocho bancos. Algo lógico si se tiene en cuenta que el habitáculo tiene 2,50 x 3 metros y 2,50 de alto.

Para la estructura de hierro, que fue diseñada por un ingeniero, realizada durante tres meses en Córdoba y traída a Buenos Aires a medio armar en un camión con carretón, los números son bastante más suculentos. Por ejemplo, se utilizaron 54 vidrios de 20 mm de grosor que pesan 3500 kilos en total; 20.000 kilos de hierro, 90.000 litros de agua, cien de pintura y trabajaron 70 personas. Pero lo más importante: 188 kilos de asado, mil panes y mucho Fernet con coca.

Contó Bayala que en un principio se les ocurrió la idea de meter la estructura dentro del río, pero no les convenció que no se viera desde afuera. Justamente, la experiencia y el desafío de ingeniería lo veían tanto para que se aprecie por dentro como por fuera. "La idea fue que no sólo sea divertido ir a buscar el sándwich sino que valga como elemento estético", apuntó.

Aunque para Madre y 1882 estos desafíos se están haciendo costumbre: lo hicieron con la instalación de delfines de helio gigantes en la Cañada de Córdoba, o las figuras tamaño real de Jorge Recalde en las rutas donde el corredor de rally probaba sus autos.

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